jueves, 17 de septiembre de 2009

malditos

joder, la mayoría de malditos, suelen ser y morir anónimos, en sitios tan glamurosos, como un puto retrete de bar, tratando de ponerse un chute de heroina. Los que dan identidad a esta etiqueta, generalmente, han gozado, de un aunque sea mínimo reconocimiento en vida. El maldito, en realidad, nunca publica nada, se ahoga en su propio vómito. El éxito, como el poder, corrompe, y tanto celebres, como fracasados mueren y no son felices, como decía, no recuerdo ahora quien.

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